Y no puedo seguir durmiendo…
Me despierto a las 6:21 en la mañana, en la madrugada, desesperado bebo el agua que dejé cerca dentro de una botella de vidrio de Gatorade, recipiente espirituoso de campeones en la batalla de los dioses entre el bien y el mal.
Se me viene a la mente la banda sonora del mundial, como si volviera de una tanda publicitaria mientras despierto repasando imágenes.
Leo lleva la cinta, lo veo en el círculo de compañeros, dando indicaciones antes y después de Masche (el jugador del partido) de este de NED 0 (2) – (4) 0 ARG.
Que decir de Mascherano. No sabría qué palabras de el elegir. No sabría por dónde empezar para luego lleno de dudas llegar a la mitad de la cancha y verlo parado pidiéndola, gritando y metiendo, volviendo cuando a todos se le escapaba Robben en esa única jugada de peligro real y concreto. Tirándose con lo que le quedaba y obstruyendo la trayectoria de la pelota, negándole una vez más lo que por derecho iba a ser nuestro, la gloria.
Hay una sutil diferencia entre los líderes y aquellos que lideran, ya lo dijo Simon Sinek, y Mascherano es de aquellos que lideran pues inspiran, uno los sigue por uno mismo no por su figura en sí.
A Masche no le importa quedarse un paso atrás y no llevar la cinta de capitán (nunca le quitó el sueño, aun cuando hace algunos años tuvo que llevarla); el está para hacer brillar a los otros aun cuando eso implique brillar un poco menos.
Messi por otra parte es el líder, aunque mi tía piense que el no juega, el está latente en el tejido social de los argentinos.
Messi por otra parte es el líder
Conocedor de la gloria en Europa, en equipo y en soledad al mismo tiempo. En esa Europa que concentra la élite del fútbol mundial.
Leo, siendo el mejor entre los mejores siempre tuvo la espina de rendir en la Selección Argentina. Eligió su país porque ama la camiseta, porque creció con ella, porque dejó todo por cada minuto de este mundial.
Y aun cuando parece que no gravita desde la transmisión televisiva, porque no la mete, hay otras cosas que sí hace. Messi no juega de goleador como en el Barca, Messi juega de capitán de un equipo en Argentina, se tira un poquito atrás y, a su manera, es enganche, después a consciencia pura se olvida de eso y es Messi.
Puede que no baje a marcar pero sí arrastra marcas por solo ser el. Puede que, por momentos, no corra y camine pero eso hacen los grandes, les alcanza con caminar porque ven el partido de otra forma y saben cuando cambiar el ritmo. Messi no va más lento porque es vago o perezoso, Messi va mas lento porque es certero y letal y sabe que el cambio de ritmo desconcierta y agota, siendo tan necesario como el silencio en una pieza musical.
Messi no va más lento porque es vago o perezoso, Messi va mas lento porque es certero y letal y sabe que el cambio de ritmo desconcierta y agota, siendo tan necesario como el silencio en una pieza musical.
Cada astro argentino ha brillado un poco más en algún momento del camino, no nos olvidemos de los Gago, los Rojo, los Kun, los Pipita, los Garay, los Fernández y más últimamente los Micho del fondo del Área o el propio Romero anoche.
Así Demichelis jugó un partido para redimirse de cualquier otro que haya tenido alguna vez en cualquier otro mundial o cancha. A Micho nunca más se le va a reclamar nada, se reinventó a punto tal que logró nacer de nuevo en el ideario argentino.
Yo lo ví marcar de frente a Robben y ganarle sobradamente a Van Persie.
Ésta es una imagen del segundo tiempo que me inspiró por toda la épica que transmite. Les digo la verdad no veo jugadores, veo ángeles peleando la batalla de los dioses, alados como una vez el pájaro Caniggia me llegó en un poster de Topper.
Dense esta licencia literaria e imagínenlos por un segundo: los argentos contra los ángeles caídos peleando por el árbol del conocimiento en forma de balón.
imagínenlos por un segundo los argentos contra los ángeles caídos peleando por el árbol del conocimiento en forma de balón.
Ya el amanecer se aproxima y sigo escribiendo, quiero transmitirle a mi pueblo lo que sé y siento.
En el partido contra Bélgica soñé lo ganábamos, difícilmente pero lo ganábamos. En este no tuve premoniciones pero sí el sentimiento de que la gloria era nuestra, no dudé ni un instante, salvo por el segundo en que ocurrió ésta jugada …
Y ahí lo supe. Estaríamos en la final. Ellos nos darán el mejor mundial de fútbol que puedan hacer y estará bien.
El fútbol es y será una buena analogía entre la selección y el mundo político y económico. Sino miren éste artículo del New York Times titulado «How England, Italy and Germany Are Dominating the World Cup».
Solemos preguntarnos por qué a los argentinos nos va tan mal, tenemos recursos y capital humano pero no lo sabemos aprovechar.
Solemos preguntarnos por qué a los argentinos nos va tan mal, tenemos recursos y capital humano pero no lo sabemos aprovechar.
Ocurre que siempre hemos esperado «que venga algún Dios y se ponga la Diez» como lo dijo Fabiana Cantilo.
Comenzaremos a ser grandes cuando hagamos lo que hace la selección, cuando nos demos cuenta que lo que importa no es una persona y lo que pueda ganar o la diferencia que haga, lo que importa es el equipo y lo que se logre juntos, el sentar bases para mejorar día a día, incluso los que vengan después.
Y los límites que se puedan romper hacia la gloria son la irreverencia que importa. Esa tiene que ser la nueva viveza criolla. En pos de ser mejores tenemos que considerar las leyes de la física y la economía como una mera sugerencia para nosotros. No violes las leyes pero sí quiebra algunas reglas, esas que te dicen que no podés crecer, que no servís, que siempre vas a ser un tercermundista. El primer mundo es el mundo en el que habito, el único que hay, esa es la mentalidad.
Así, resulta loable perseguir la idea de dejar de depender solo de un hombre y confiar en un equipo que con independencia de los nombres conserve un mismo espíritu, que sepa a qué juega. Léase, como nación dejar de depender de figuras rutilantes y tener una política de estado que supere los gobiernos de distintos partidos, incluso opositores, saber hacia dónde vamos.
Hoy el mundial nos encandila y emociona, pensamos en los colores porque, en el mundo moderno donde el principio de prohibición del uso de la fuerza armada del Derecho Internacional se ha arraigado, haciendo que la guerra no sea ya un derecho.
Pero nos queda ese sabor cobrizo en la boca de querer sangre, sudor y lágrimas, lo que era guerra transmutó en la belicosidad y el nacionalismo hacia equipos y llaves con la Copa del Mundo como objetivo, teniendo gladiadores que se miden en las arenas de los estadios.
Por mucho tiempo pensé que no sería esta generación la que vería el cambio que hace falta en la Argentina, pero esta selección me da esperanzas.
Héroe es hacer un poco más de lo que la ética exige. Es elegir la sustentabilidad como paradigma, como cosmovisión. Ser sustentables en nuestro diario vivir tiene que ser nuestro granito de arena hacia un país mejor, como ciudadanos de a pie, desde el llano.
Y esto te lo digo a vos como Masche a Romero:
«Hoy salís a comerte el mundo. Hoy te convertís en héroe».
Salud por los líderes del hoy.
En esta nota: Messi, Mascherano, Argentina
#ArgentinaALaFinal
Sé un héroe, difunde la palabra!